«DESPLAZARSE POR LA CONTRATRANSFERENCIA.

05.10.2019

Lucy Tower, en una conferencia que impartió ante la Chicago Psychoanalytic Society, en mayo de 1955, abordó un tema controversial y censurado en psicoanálisis: La contratransferencia. Tower ubica, y hace público, de una manera muy precisa, el aire de vergüenza que se respiraba a mediados de los 40's en unos artículos que comenzaron a surgir en torno al tema:

"En términos generales, estos artículos han estado teñidos por una especie de vergüenza, como si hubiera imperfecciones mayúsculas en nuestros procedimientos terapéuticos, y -sin duda- ciertos fenómenos contratransferenciales son considerados en extremo censurables" (Tower, 1955, Pág. 115).

En un ambiente donde hablar del tema era una tarea ríspida la autora se propone a desplegar sus ideas y describe a la contratransferencia como un fenómeno "natural e inevitable", cargado de posibilidades de conocimiento; esto último tiene que leerse con mucho cuidado, porque la contratransferencia no permite que el practicante conozca a su analizante, como algunas formas de proceder lo pretenden, la contratransferencia no sería la pintura en el lienzo que permite conocer la gama del óleo, esa "posibilidad de conocimiento" le permitió a Lucy Tower "desplazarse por su contratransferencia" e intervenir en un caso particular de forma distinta de cómo lo estaba haciendo; pero fue a partir de asumirla que ella se pudo cuestionar sobre su labor.

Ya lo decía Gloria Leff, citando a Lacan: "En la sesión del 14 de noviembre de 1962, Lacan define al psicoanálisis como una praxis que merece un nombre: erotología. El objetivo es determinar la función del analista en el contexto de una situación estructuralmente erótica, es decir, una situación de la que el analista no podría sustraerse de ninguna manera" (Leff, 2007, Pág. 123), en éste sentido Tower bajó de la chimenea y se fue a lavar el tizne, no lo negó, ni pretendió colocarse en una postura infatuada y pedante sobre una especie de práctica divina.

Tower, a manera de ejemplo, habla sobre un practicante que analizaba, el cual, entre temor, y prejuicio narraba su experiencia de censura en su antiguo "análisis" con un tal Dr. X:

"Un candidato, que estuvo en un análisis terapéutico parcial antes de iniciar su entrenamiento, hablaba de una paciente muy atractiva (...) El candidato dijo: [ ... ] de todas mis pacientes, es ella, quizás, hacia quien he tenido una contratransferencia más sexual. Sentado ahí, durante sus periodos de silencio, tenía fantasías sexuales acerca de ella.

Solía pensar que, si alguna vez yo hacía un análisis didáctico, nunca hablaría de esto [porque] [ ... ] cuando se lo platiqué [al Dr. X, su antiguo analista], pareció enojarse y dijo: "Pero, ¿cómo puede interesarse en una paciente tan enferma? Además, no tiene Usted ningún derecho a tener esas fantasías como esas con ningún paciente" (Pág. 120 y 121).

El ejemplo es claro; la censura y el ideal del analista es demasiado evidente; un eco de ese sesgo de censura se puede hallar en el mismo Freud, en "Las perspectivas futuras de la terapia psicoanalítica" (1910), donde afirma que:

"Nos hemos visto llevado a prestar atención a la contratransferencia que se instala en el médico por el paciente ejerce sobre su sentir inconsciente, y no estamos lejos de exigirle que la discierna dentro de sí mismo y la domine" (Pág. 136).

Ese "domine" y la "censura" pueden tener ciertos eslabones donde se fue desvirtuando la manera de "desplazarse" en esa situación estructuralmente erótica. Así durante los 50's y principios de los 60's una poderosa corriente de la IPA llegó a considerar que, en vez de ser un obstáculo, la contratransferencia sería el instrumento privilegiado para la cura, es decir, de los artículos con las mejillas rojas de la vergüenza de los mediados de los 40's, se pasó a utilizar a la contratransferencia como brújula, Gloria Leff, agregaría:

"Fue así como el psicoanálisis empezó a desdibujarse en medio de prácticas variopintas apoyadas en teorizaciones contradictorias e inconsistentes, y en la proliferación de todo tipo de técnicas" (Leff, 2007, Pág. 118). A propósito de ello Lacan, en "Variantes de la Cura-Tipo" (1955), llegó a asumir una posición frente a esa forma de proceder:

"La falsa consistencia de la noción de contratransferencia, su boga y las fanfarronadas que abriga se explican por servir aquí de coartada: el analista escapa gracias a ellas de considerar la acción que le corresponde en la producción de la verdad" (Pág. 319).

"La censura y la coartada" posiblemente compartan la misma esencia, la misma duda, ¿Qué se hace con eso que viene del "lado del analista"? La respuesta es fácil de discernir: se lleva a análisis. Pero si el que escucha censura, prohíbe, juzga, e impone un ideal ascético freudiano ¿Qué sucede? No hay análisis.

El analizante de Tower, previamente censurado, por el Dr. X, continuó narrando su experiencia: "En realidad, nunca pensé que sería capaz de contarle esto, y que me parta un rayo sí sé cómo pude hacerlo. Quisiera saber cómo le hizo para hacerme sentir que no habría problema en decírselo..." (Tower, 1955, Pág. 121). Tower al citar dicho ejemplo, en una conferencia con sus colegas psicoanalistas, estaba poniendo en evidencia la censura y la forma de proceder ante un practicante con reacciones contratransferenciales, es decir, hizo un valiente acto de cuestionamiento, se mostró como una mujer que no tuvo miedo de expresar cómo se las arregló con dos casos, uno de ellos exitoso, el otro un fracaso, pero lo importante a subrayar fue el mismo acto de dejar por escrito la experiencia. Leff escribiría que:

"Lacan da la razón a Granoff al afirmar que, si hubo personas que dijeron algo sensato sobre la contratransferencia, fueron sólo mujeres. Surgen los nombres de Ella Sharpe, Margaret Little, Barbara Low y Lucia Tower.

"¿Por qué -se pregunta Lacan-fueron mujeres quienes se atrevieron a hablar del asunto, en aplastante mayoría, y dijeron cosas interesantes?" (Leff, 2007, p. 126). ¿A caso, una posible respuesta se referirá a una posición frente al "deseo"?

"(...) hay un "avance de la cosa" en las "prodigiosas confidencias" de Lucia Tower. A Lacan le llama la atención no tanto lo que dice, sino cómo lo dice: según él, ella articula por primera vez "aquello que en la relación analítica puede venir del lado del analista" (Leff, 2007, Pág. 127).»


Escrito por: Estefan Rivas.

Pintura: Rufino Tamayo - Dos Caras.

Extraído de las notas de lectura del archivo de Campo de La Letra referente al libro «Juntos en la Chimenea. La Contratransferencia, Las "Mujeres Analistas" y Lacan» de Gloria Leff.

Tower, L. y López Llera, L. (1955). La contratransferencia. [online] Lacanterafreudiana.com.ar. Recuperado de: https://www.lacanterafreudiana.com.ar/2.1.4.11a%20ANEXO%20CLASE%2011%20%20S10.pdf [5 Oct. 2019].

J. Lacan, "Variantes de la cura-tipo" [1996], Escritos 1, p. 319. Freud, S. "Las perspectivas futuras de la terapia psicoanalítica", Obras completas, T. XI Amorrortu Ediciones, Buenos Aires, 1999.

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