«¿LOS DOS DEBEN LAVARSE LA CARA?

29.08.2019

He llegado a un tema directo que me lleva sin alguna soledad confusa a la propia letra de Lacan y sus intervenciones dentro de la I. P. A. (International Psychoanalytical Association), cuyos temas fueron causantes importantes de lo que se conoce hoy en día en su enseñanza. En este escrito, intentaré desmenuzar desde los cimientos propuestos por una institución estructurada, pero también aplaudida por la astucia de un personaje como Ernest Jones, y sus 22 años en una suerte de dictadura para la que se conoce cómo un régimen psicoanalítico y no como una práctica, y después iré a la alegoría de la cual hace uso Lacan entre 1960 y 1966, respecto a la chimenea y el marco analítico en donde realiza una crítica sutil hacía la teoría del simbolismo de Jones, hasta llegar con Gloria Leff, cuya autora tendremos la dicha de escucharla pronto, no sin antes, que ella nos escuche primero.

Retomaré la primera línea en la cual Gloria Leff se cuestiona... ''Cuando -dos hombres- salen juntos de una chimenea, ¿Quién irá a lavarse la cara?'' Leff hace énfasis en que este ejemplo no tiene que ver literalmente con las pruebas por las que fracasa el doctor en filosofía frente al rabino, ni el acto característico mismo del rabino al levantar dos dedos, sino por la presencia de una lógica en la cual todo aquel con título y respaldo de una institución cree dominar los saberes casi absolutos, sumergiéndose en un mar de conocimientos olvidando que cualquiera es vulnerable a ahogarse en la ignorancia. En 1960, Lacan menciona que ''los dos hombres deben lavarse la cara'', no obstante, más adelante produce algo nuevo en 1966, antes de que sea publicado ''En Memoria de Ernest Jones'' en Escritos 2, diciendo... ''cuando dos hombres se encuentran al salirse de la chimenea, los dos tienen la cara sucia''. ¿Qué diferencia hay con saber que dos hombres deben lavarse la cara y que los dos tienen la cara sucia? ¿Esta podría ser una pregunta con múltiples respuestas, tal como el rabino le aplica la prueba al doctor en filosofía?, ¿El hecho de qué dos hombres deban lavarse la cara es porque ambos se miran entre si y concluyen con qué deben lavarse el rostro porque tienen la cara sucia?

Lacan hace uso de ésta analogía para mencionar la manera en la que operaba la I. P. A. sin omitir el orden político e imperante de la institución detrás de diversos personajes siendo uno de ellos ya antes mencionado. Leff cita a Lacan desde el capítulo ''En Memoria de Ernest Jones'', puntualizando las diversas maneras en la que retoma la teoría del simbolismo y expresa su desacuerdo. Antes de avanzar, es pertinente recordar que Ernest Jones fue el biógrafo oficial de Freud y que su esposa e hijos fueron analizantes de Melanie Klein. La elección que hace alguien de su psicoanalista no es el tema principal, si no la relación e influencia que hubo entre Jones y Klein, y ante ello, seguir a Lacan con un mejor esclarecimiento en su escrito. Leff es demasiado noble y nos muestra la ruta en la que Lacan camina, y en ese andar hace crítica de Jones con la analogía de la chimenea y el marco analítico puesto que ser director durante 22 años, influye a tal grado que la organización y administración que operaba en ese entonces, daba vida a un psicoanálisis modificado tanto en método como en teoría e historia, siendo dicha ruta en donde Leff rastrea las huellas de Lacan, y nos encamina al tema de contratransferencia, encontrándonos textos que pasaron por la mirada de Lacan, como veteranos autores del Psicoanálisis, poniendo en tela de juicio toda la práctica que se ejercía, remitiéndonos a los fundadores de ésta práctica y adentrándonos a un rigor no solo para estudiarlos ni caer en una repetición eterna -cual metáfora toma Lacan describiendo un uróboro-, sino para que también los cimientos sean leídos con un ojo crítico y no bajo un yugo en donde la palabra de Freud sea ley ni doctrina de la cual Freud mismo, intenta alejarse en algunas ocasiones. ''En 1963, marca pues, la ruptura y el inicio de una nueva etapa en la enseñanza de Lacan''. Replanteó la concepción del análisis debatiendo con Freud y otros en sus tomos, la función del psicoanalista como la operación misma del analista y la apuesta del ''fin de partida analítica'' que hoy en día conocemos como el ya tan sonado fin de análisis.
De manera breve, el ejemplo del uróboro no solo simboliza una lucha eterna, sino también un esfuerzo inútil ya que el ciclo vuelve a comenzar a pesar de las acciones para impedirlo. Cito una cita de Lacan y después solo a Lacan...

"Si se considera", empieza Jones, "el progreso del espíritu humano en su génesis, puede verse que consiste, no como se cree comúnmente, sólo en la acumulación de lo que adquiere, sumándose desde fuera, sino en los dos procesos siguientes: por una parte, de la extensión y de la transferencia del interés y de la comprensión, de ideas más precoces, más simples y más primitivas, etc., a otras más difíciles y más complejas que, en cierto sentido, son la continuación de las primeras y las simbolizan, y por otra parte, por el desenmascaramiento constante de simbolismos previos; en lo cual se reconoce que éstos, si fueron pensados primeramente como literalmente verdaderos, muestran no ser realmente sino aspectos o representaciones de la verdad, los únicos de que nuestros espíritus, por razones afectivas o intelectuales, resultaban en aquel tiempo capaces." (E. Jones, Papers on psycho-analysis, Pág. 87-88).

''Tal es el tono en que se inician las cosas e irán estrechando cada vez más lo que este inicio abre de ambigüedad. Muchos, en nuestros días, seguramente no concederán a lo que va a seguir sino un interés histórico, o aun prehistórico. Temamos que ese desdén oculte un callejón sin salida en el que se han adentrado.'' (J. Lacan, Escritos 2, Pág. 665-666).

Mientras genero mi propia lectura, me llevo a retomar el ejemplo del Talmud, y es que, ''una pregunta engañosa'' no tiene una verdadera respuesta, es decir; una mentira no nos avala una contraparte con la respuesta de la verdad. El talmud es añadido por el mero proceso de reflexión que Leff redacta y encima basándose de George Steiner y su definición misma y clara... ''el comentario talmúdico es formal y sustantivamente interminable...'' El sentido de una cuestión interminable me hace eco en algunos temas que pienso retomar más adelante.

Leff, sin soltarnos -y cuando si, nos manda a leer a Lacan-, la analogía podría concluirse cuando Lacan lo introduce al contexto de una experiencia analítica, es decir; los dos hombres que salen de la chimenea. Ambos están inmersos y sujetos a las consecuencias que un análisis provoca pero, alejándonos un poco del método talmúdico, Leff menciona que hubieron algunas cosas entre una versión y la otra respecto al capítulo ''En Memoria de Ernest Jones''. Éste estudio que hace Lacan respecto a la simbología de Jones, da inicio desde 1953, cuando pronunció su célebre ''Informe/Discurso de Roma''. Es importante mencionar que durante 7 años (1953-1960), Lacan defendía su tesis de la primacía del simbólico sobre lo imaginario hasta que abandona dicha tesis y ''cuestionó la intersubjetividad como soporte de la relación analítica y reformuló la noción del final del análisis como agotamiento de la historia del sujeto en el simbólico''. Lacan no abandona dicha tesis, solo la deja de defender, a los que abandona son a Freud y a Jones, puesto que critica la perspectiva genética del signo compartido.

Es gracioso leer directamente la indirecta con la que comienza el capítulo ''El más Excelso de los Deshollinadores'' y percatarse de que las primeras dos palabras con la que empieza dicho capítulo es un nombre y un apellido... Ernest Jones, seguido por un breve resumen historial laboral. Leff de nueva cuenta nos esclarece las críticas y la amenaza de desmantelamiento teórico y práctico que rebosaba hacía la I. P. A. mientras Lacan estuvo en dicha institución durante el combate intelectual, entre una postura edificada y otra que estaba emanando ciertas disrupciones en el complejo. Jones retoma la discusión entre Freud y Jung, haciendo uso de ello para evitar caer en un simbolismo junguiano. La alegoría de la chimenea vuelve con Constantin Constantinus (Kierkegaard) y su afecto hacía las farsas puestas en escena. ''Resulta que las recomendaciones de Kierkegaard a quien quiera disfrutar de las farsas -no anticipar, no prejuzgar, no esperar nada, no ir con criterios preconcebidos, en fin, asistir en condiciones de aguzar la receptividad y dejarse llevar por lo que ahí se produzca- podrían constituir la columna dorsal del manual del psicoanalista.'' Lacan identifica a tres personajes en esta espléndida casa siendo las camareras Anna Freud y Marie Bonaparte, y los empleados de un rango superior cuyos empleados se encargan de querer despedir a Lacan de dicha casa.

Hubo una clase mientras estudiaba la carrera, un docente que hizo mención del psicoanálisis compartiendo una breve historia con muchos nombres, instituciones y teorías. La historia llegaba a un punto en donde el imperialismo de la I. P. A. lograba cumplir con su cometido en compañía de sesgos políticos. Fue mi primer acercamiento al psicoanálisis mientras se escuchaba esa historia, hasta que el tiempo careció de sí mismo para el momento y lancé una última pregunta... ''¿Hubo alguien que se haya levantado en contra de una práctica que estaba siendo ejercida sin respeto propio?'', la respuesta fue contundente y un nombre y un apellido fueron la respuesta... Jacques Lacan.
Están por cumplirse cuatro años de que se escuchó esa respuesta y hoy en día uno se encuentra nadando en textos y sacando las palabras que ofrece mi voz. Leff hace un recorrido por el cual apenas me encuentro andando en su letra y mi pluma, añadiendo la ''coincidencia'' que me hizo recordar porque hoy estoy aquí. Durante cuatro años e ir llegando poco a poco a los escritos de Lacan, la comunidad crece y las maestrías cada vez tienen más papel que contenido. Freud está muerto y en su casa y, ¿Lacan está siendo el siguiente?; viendo a actores vestidos de farsa y poco público que no se inmuta por dudas ni preguntas, una repetición que se repite. Los miembros de la comunidad analítica en ese entonces de la I. P. A. fueron los deshollinadores y parece que hoy en día está más que claro que una lucha se repite. El único símbolo que parece que aparece en efecto a través de los años, es un símbolo que consiste en una serpiente que se muerde la cola y crea un círculo sin fin.»


Escrito por: Erick Argueta.

Extraído de las notas de lectura del archivo de Campo de La Letra referente al libro «Juntos en la Chimenea. La Contratransferencia, Las "Mujeres Analistas" y Lacan» de Gloria Leff.

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