«LA DIRECCIÓN DE LA CURA Y LOS PRINCIPIOS DE SU PODER

09.11.2019

Jacques Lacan - Escritos 2
Primer informe del Coloquio Internacional de Royaumont reunido del 10 al 13 de julio de 1958, por invitación de la Sociedad Francesa de Psicoanálisis, aparecido en La Psychanalyse, vol.6.


"¿Quién analiza hoy?", pregunta que Lacan desarrolla por dos vías, la primera haciendo referencia a quién analiza en el acto, ¿el analista o el analizante?, puesto que el analista solo dirige la cura que viene por añadidura, mas no analiza, que en mi opinión si el analista analiza al analizante dejaría de ser psicoanálisis.

Si el analista sostiene la cura y se mantiene enmascarado, ¿sostiene también la acción de análisis como el verbo que es?, porque cuando nos preguntan: "¿A dónde vas?", y se responde con un: "voy a análisis", ¿quién analiza?, cuando vamos al doctor y nos hacen pruebas decimos: "voy a sacarme unos análisis", que en este punto suena muy diferente.

La segunda vía que toma Lacan es una crítica a quien "hace psicoanálisis" cuando en realidad se dedican a una "reducción emocional del paciente" (pp. 559).

Siguiendo esta vía, ¿cómo podríamos decir si un analista es bueno o malo si no sabemos quién analiza?, no sería preguntar, ¿quién dirige mejor la cura?

"El psicoanalista sin duda dirige la cura. El primer principio de esta cura, el que le deletrean en primer lugar, y que vuelve a encontrar en todas partes en su formación hasta el punto de que se impregna en él, es que no debe dirigir al paciente. La dirección de conciencia, en el sentido de guía moral que un fiel del catolicismo puede encontrar, queda aquí radicalmente excluida. Si el psicoanálisis plantea problemas a la teología moral, no son los de la dirección de conciencia, en lo cual recordamos que la dirección de conciencia también los plantea.

La dirección de la cura es otra cosa. Consiste en primer lugar en hacer aplicar por el sujeto la regla analítica, o sea, las directivas cuya presencia no podría desconocerse en el principio de lo que se llama "la situación analítica", bajo el pretexto de que el sujeto las aplicaría en el mejor de los casos sin pensar en ellas. "(pp. 560)

¿Cómo sabe el analista que el analizante dice lo primero que se le ocurre?, ¿cómo se dirige un barco perdido con una brújula que no sabemos si funciona?, que en algún momento marca el norte y otras no. La transferencia responde al cuestionamiento anterior y como analizante saber que el analista sabe por dónde sale el sol (un supuesto saber), aunque en realidad el analista ni siquiera tiene una idea de cómo navegar.

El analista presta su brújula (haciendo referencia al artefacto) para navegar en mares desconocidos, para perderse en el horizonte y con el tiempo llegar a tierra, ¿no cuentan que Colon andaba perdido por el mar y descubrió américa?, ¿cuál sería la America del analizante?

"Volveré pues a poner al analista en el banquillo, en la medida en que lo estoy yo mismo, para observar que está tanto menos seguro de su acción cuanto que en ella está más interesado en su ser." (pp. 561)


Mientras más intento encontrar la cura, más me separo de ella, mientras más exacta pongo la dirección a donde quiero ir, Google me dice que no existe.

"Intérprete de lo que me es presentado en afirmaciones o en actos, yo decido sobre mi oráculo y lo articulo a mi capricho, único amo en mi barco después de Dios, y por supuesto lejos de poder medir todo el efecto de mis palabras, pero de esto precisamente advertido y tratando de remediarlo, dicho de otra manera, libre siempre del momento y del número, tanto como de la elección de mis intervenciones, hasta el punto de que parece que la regla haya sido ordenada toda ella para no estorbar en nada mi quehacer de ejecutante, a lo cual es correlativo el aspecto de "material", bajo el cual mi acción aquí toma lo que ella misma ha producido." (pp. 561-562)

La persona llega al casino a apostar, el casino tiene las mismas probabilidades de perder, puedes jugar cartas, ruleta, dados, pero siempre que se abre la apuesta los dos tienen la misma probabilidad de una pérdida, el casino como el analista debe tener ese brillo, esa posibilidad de ganar que seduce, lo interesante es mantener ese brillo, no tener reloj y siempre encontrarse abierto, para que el analizante pueda llegar a perder todo lo que "ganó"

Pero al final el analista debe hacer ese lavado de manos de dealer para rendir cuentas. ¿O no es que el analista también debe apuntar a lo primero que se le ocurra?»


Escrito por: Rodrigo Palacios.

Arte: Christopher Houweling - Murciélago


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