Una anécdota...

13.11.2019

«El protagonista de la historia se llama Huo Datong y tenía un dato: había un psicoanalista francés que había dicho que el inconsciente está estructurado como un lenguaje. Decidió ir a París a buscarlo, pero llegó un poco tarde. Eso fue en 1986, cinco años después de la muerte de Lacan. Con un francés extremadamente rudimentario se anotó en París VII en el departamento de psicoanálisis, y ni bien empezó, cayó en la cuenta de que la cosa no andaba si no pasaba él mismo por un análisis. Buscó un analista y llegó al consultorio de una tal Michel Guibal, que había sido analizante de Lacan. Quizás pueda creerse que el elegido fue Guibal porque él sabía chino, pues no, ni una palabra. ¿Cómo llevar adelante un análisis si no se comparte el código lingüístico? Y sin embargo, ese análisis duró cinco años, claro que Huo Datong fue aprendiendo francés y Guibal chino.

Por suerte tenemos testimonio de lo que allí ocurrió.

Huo Datong llegaba al consultorio, se tendía en el diván y comenzaba a hablar; Guibal escandía cuando notaba modificaciones en la modulación de la voz, es decir en el tono; eso escuchaba Guibal, el tono y suponía que ahí se estaba diciendo algo. Entrevistado por Dorian Malovic, Huo Datong contó así su experiencia:

- DM: ¿En qué lengua se desarrolló su primera sesión de análisis con el psicoanalista Michel Guibal?

- HD: Yo había efectivamente comenzado a aprender francés durante mi estancia en Beijing, pero mi nivel no me permitía expresar todo lo que hervía en el fondo de mí. Farfullé algunas palabras en francés y pasé al chino. Hablé, hablé, hablé... sin siquiera tomar aire.

- DM: ¿Michel Guibal no comprendía nada?

- HD: No, ¡pero eso no tenía ninguna importancia! ¡Yo tenía que hablar! La idea de Lacan es que la acción de hablar viene en primer lugar. Ella prima sobre el contenido. Eso me hizo un bien enorme. Le dije cosas que jamás le había dicho a nadie, ni siquiera a mi amigo Dai Sijie. El conflicto interior que me carcomía tenía necesidad de exteriorizarse. Mi inconsciente se había formado a partir de una vida cotidiana puramente china mezclada con una enseñanza teórica de origen occidental.

Huo Datong mantuvo su análisis tres veces por semana entre 1987 y 1992. Es interesante resaltar hasta qué punto Huo Datong tomó nota y comprendió de qué se trataba el psicoanálisis, que Guibal no entendiera lo que él decía no tenía ninguna importancia, lo importante era hablar, hablarle a alguien que estaba ahí, poniendo su cuerpo como caja de resonancia. Esta anécdota bastaría para concluir y ubicar claramente el lugar del psicoanálisis en la cultura; sin embargo, una fuerza oculta pareciera empujar a quienes practican el psicoanálisis a olvidarse de la radicalidad del invento freudiano. Y a pesar del llamado de Lacan en 1955 sobre la necesidad de retornar a Freud, las cosas no están mucho mejor hoy. Sólo así se explica que se insista con clasificar y diagnosticar, porque si para algo nos sirve esta pequeña historia, es para darnos cuenta que para Guibal, las clasificaciones, las estructuras clínicas o cualquier tabla de orientación no le servían para nada. También nos sirve para dejar planteado un interrogante: Si Huo Datong hablaba en chino, y Guibal escuchaba en Francés, ¿Cuál fue la lengua de ese análisis? O más radical aún: ¿Cuál es la lengua del psicoanálisis?»

Escrito extraído del libro «El psicoanálisis y sus diagnósticos» de Sergio Campbell.
Anécdota compartida por Manuel Hernández García, en el coloquio de la École lacanienne de psychanalyse ''El análisis ¿es una transformación silenciosa?'' Realizado en la Ciudad de México (2014).

Pintura: 29.09.64 (Zao Wou-Ki).

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